A distancia pero con el corazón emocionado hemos acompañado al Papa en su viaje a Irak. El alumnado de la ESO en la clase de religión hemos recorrido algunos lugares que ya nos sonaban como la Llanura de Ur, donde nació el primer Patriarca, Abraham y de donde partió hacia la tierra que Dios le prometió: Canaán. Y también hemos recordado el exilio de los judíos en Babilonia y el surgir de los Profetas. Nos ha impactado conocer que el Papa ha ido a Irak con dos objetivos muy claros e importantes:
- Animar a la comunidad cristiana de Irak maltratada, forzada a huir y martirizada. En la catedral Siro-católica de Bagdad, destruida por los extremistas, el Papa recordó el testimonio de los 48 mártires cristianos y 9 musulmanes. Sus palabras nos han conmovido: “Su muerte nos recuerda con fuerza que la incitación a la guerra, las actitudes de odio, la violencia y el derramamiento de sangre son incompatibles con las enseñanzas religiosas. Y quiero también recordar a todas las víctimas de la violencia y las persecuciones, pertenecientes a cualquier comunidad religiosa”.
- Seguir uniendo esfuerzos por la paz mundial. En Náyaf, se ha encontrado con el Ayatolá Ali Al-Sistani, líder de la comunidad chiíta iraquí, figura clave para el diálogo con el chiísmo, una de las dos ramas principales del Islam.
Su palabra ha sido copiosa, profunda y a la vez sencilla para hacerse entender por todos. Hoy nos quedamos con estas palabras que nos ayudarán en el camino cuaresmal hacia la Pascua. En el Estadio Franso Hariri de Erbil, el domingo, 7 de marzo en su homilía, también a nosotros nos dijo: El Resucitado nos hace instrumentos de la paz de Dios y de su misericordia, artesanos pacientes y valientes de un nuevo orden social.