Una reflexión a la luz de la fe acerca de la situación que estamos viviendo de crisis sanitaria mundial.
NOS LLEGÓ DE GOLPE. Distraídos en mil cosas, no nos dimos cuenta. Y eso que les llegó a otros antes, pero estábamos distraídos. Y llegó, nos pasó rozando, no necesitaba más y se quedó.
Primero fueron pocos, enseguida muchos, no nos dimos cuenta. Ahora, sí. Ahora hemos abierto los ojos. Ahora nos damos cuenta del tiempo que perdimos, de la situación que vivimos. Nuestros hospitales no resisten, nuestros héroes también caen, nuestros mayores se nos van y, también, los más jóvenes.
Son muchos héroes: desinfectan, vigilan, acuden, atienden, consuelan. Muchos otros trabajan para que no nos falte lo esencial. Y nosotros, el resto, los más, resguardados bajo la responsabilidad y el sentido común, aguantando en los hogares con niños, con enfermos, con mayores. ¡No nos dimos cuenta! ¡No aprendimos de otros! ¿Quién nos ayudará ahora? Llegó, nos sacudió, nos golpeó, nos zarandeó, nos asfixió. ¿Quién nos salvará en este momento? ¿Quién restablecerá lo dañado? ¡Nosotros!
Nos salvará nuestra aparente pasividad en los millones de hogares, nuestra resistencia y paciencia, todos nuestros héroes. Nos salvará la fuerza y la gracia de nuestra naturaleza humana: la luz del ingenio y de la razón, la fortaleza de nuestra libertad, la capacidad de amar y de entregarnos a nuestros semejantes. ¡Esto nos salva, nos cura, nos restaura!
Hemos sido creados para resistir, superar y afrontar riesgos, debilitar calamidades y llegar hasta el límite y un poco más. Pero, sobre todo, hemos sido creados para renacer, resurgir y embellecer la vida, añadiendo cada día un poquito más de entrega, de amor, de ingenio y de belleza. Y es lo que estamos haciendo en mil gestos de solidaridad, de inventiva, de proyectos e iniciativas. Estamos demostrando de qué pasta estamos hechos.
ALGUIEN LO SABE BIEN, porque nos ha creado y está a nuestro lado una vez más, para dominar con nosotros al mal, sea el que sea y recrearlo todo en el Amor, también en el amor sacrificado, que es el que florece.
Ese Alguien no tengamos miedo de nombrarlo. Es Dios, nuestro Creador y Salvador, que en Cristo el Señor está a nuestro lado, al lado de todos y de cada uno. A Él nuestra plegaria silenciosa o coral, pero confiada.
Con Él y con todos nuestros héroes, unidos todos, resurgiremos y descubriremos un nuevo modo de vivir. Pero ¡qué digo! Ese nuevo modo de vivir está vivo en las calles, en los hospitales, en los establecimientos, en los investigadores, en las madres y padres, en los jóvenes y niños y en los gobernantes. Ese modo de vivir está ahí, a tu lado, en la maravillosa profusión de gestos que llevan el sello de nuestro Creador, porque son como un manantial de agua por donde fluye la vida.
No tengamos miedo, ni respeto humano, ni complejos. DIOS ESTÁ CON NOSOTROS, y lo está a través de nuestro Auxilio, su Madre y nuestra Madre María. Sólo hace falta que nos lo creamos, porque la fe mueve montañas.
mpzurita