El Instituto de las Hijas de María Auxiliadora (Salesianas) fue fundado por San Juan Bosco y Santa María Mazzarello el 5 de agosto de 1872 en un pueblecito italiano del Monferrato llamado Mornese. De ellos hemos recibido la misión de educar a los jóvenes y a las jóvenes de las clases populares, con un método y un estilo educativo propio que tiene su fundamento en la razón, la religión y el amor.
Juan Bosco nace el 16 de agosto de 1815 en I Becchi, una aldea de Castelnuovo, pueblo cercano a Turín (Italia). Queda huérfano a los dos años y su madre, Mamá Margarita, se hace cargo de la familia, del trabajo del campo y de la educación de sus hijos, Antonio, José y Juan, y de cuidar a la abuela.
A los nueve años tiene un suelo que marcará su vida y su misión: ser sacerdote y entregar su vida a los niños y jóvenes más pobres y faltos de recursos de todo tipo. Por este ideal trabajó para estudiar, aprendió juegos para entretener a los niños y se hizo catequista para enseñarles el amor de Dios. Trabajó en varios oficios para pagarse los estudios en un seminario. Se ordenó sacerdote el 5 de junio de 1841.
Poco a poco fue viendo como su sueño se hacía realidad: desde el día de la Inmaculada de 1841, al encontrarse con el primer niño con el que comenzó su obra educativa, Bartolomé Garelli, hasta el día de su muerte, el 31 de enero de 1888.
Por el bien de los jóvenes trabajó incansablemente. Fundó escuelas profesionales, centros juveniles, colegios, escribió y publicó libros, artículos y revistas, recorrió miles de kilómetros y escribió innumerables cartas para recaudar fondos para sus obras, fundó la Congregación Salesiana, los Cooperadores y, con María D. Mazzarello, el Instituto de la Hijas de María Auxiliadora. Con el tiempo su semilla se ha convertido en un árbol frondoso compuesto por más de 35 grupos que llamamos con el nombre de Familia Salesiana.
San Juan Bosco es el santo de los jóvenes, su único deseo era el que aprendieran a ser buenos cristianos y honrados ciudadanos.
El 1 de abril de 1934, Pio XI, tuvo la dicha de conocerlo personalmente y lo proclamó Santo. En el centenario de su muerte, Juan Pablo II lo declaró y lo proclamó Padre y Maestro de la juventud. Su cuerpo descansa en la Basílica de Mª Auxiliadora en Turín. Su fiesta se celebra el día 31 de enero.
Entre sus innumerables palabras recordamos: «Queridos jóvenes, os quiero con todo mi corazón y me basta que seáis jóvenes para que os quiera muchísimo.»
María Dominga Mazzarello nació el 9 de mayo de 1837 en Mornese (norte de Italia). Era una chica alegre, sencilla, amable y fuerte a la vez, entusiasta y muy trabajadora. Además de ayudar a su madre en las tareas de casa y a cuidar de sus hermanos, ya que era la mayor de nueve hermanos, trabajaba con su padre en la viña y tenía tiempo para ayudar a otras familias del pueblo, ser catequista de su parroquia y hacer grupos festivos con las niñas y jóvenes de su pueblo. Creció en la fe acompañada por sus padres y por Don Pestarino, sacerdote de su pueblo.
Con 15 años se inscribió en la Asociación de las Hijas de Mª Inmaculada. Enfermó gravemente de tifus a los 23 años de la que resurgió débil físicamente pero robustecida en el espíritu y en el compromiso cristiano: la experiencia de la fragilidad física la llevó a un abandono más profundo en Dios, y la impulsó a abrir un taller de costura, con su amiga Petronila, para enseñar a las muchachas el sentido del trabajo, la oración y el amor a Dios. Todavía convaleciente de la enfermedad, tuvo la visión de un colegio con numerosas niñas y jóvenes y oyó una voz que le decía: “A ti te las confío”. Fue la Virgen María Auxiliadora que le encomendaba su nueva misión.
Contemporánea a Don Bosco, su ideal era dar posibilidades a las chicas para que pudiesen ser protagonistas de su crecimiento, en tiempos en que la sociedad no facilitaba a las jóvenes el acceso a la educación. Se puso al lado de D. Bosco como Cofundadora y el 5 de agosto de 1872, junto con otras 12 jóvenes del pueblo, nació en Mornese el Instituto de las Hijas de María Auxiliadora- Salesianas, con la misión de dar respuesta a las necesidades de las chicas en plena Revolución Industrial. Don Bosco quiso que fuese “monumento vivo de gratitud a María Auxiliadora” de quien al final de su vida pudo decir: “Ella lo ha hecho todo”. El Instituto se desarrolló rápidamente. A su muerte dejó a sus Hijas una tradición educativa empapada de valores evangélicos: la búsqueda de Dios conocido a través de una catequesis iluminada y un amor ardiente, la responsabilidad en el trabajo, la lealtad y la humildad, la austeridad de vida y la gozosa entrega de sí.
Murió en Nizza Monferrato el 14 de mayo de 1881. Fue beatificada el 20 de noviembre de 1938 y canonizada el 24 de junio de 1951. Sus restos se veneran en la Basílica de Mª Auxiliadora en Turín. Su fiesta se celebra el 13 de mayo.
De sus cartas entresacamos esta frase escrita a la joven Ángela y que manifiesta su impronta educativa: «Hazte el ánimo y no vivas con el corazón encogido, sino con un corazón generoso, grande, sin temores y, siempre alegre.»
Nuestro estilo educativo pastoral tiene su inspiración y práctica en el Método Educativo Salesiano que busca formar BUENOS CRISTIANOS Y HONRADOS CIUDADANOS, según la impronta educativa de nuestros fundadores. Nuestras claves educativas concretas son las siguientes:
Enfoque, criterio y método preventivo
nos adelantamos de manera proactiva a las posibles dificultades que pueda encontrar el alumnado con propuestas de experiencias positivas de vida.
Criterio inclusivo
acoge a todos y atiende a cada uno procurando su promoción, priorizando la atención a los más desfavorecidos.
Ambiente educativo
situamos al alumnado es el centro del proceso educativo, haciendo que sea protagonista y responsable de su proceso educativo; fomentamos el espíritu de familia, el trabajo diario, la constancia y el tesón, el clima de alegría y de fiesta y la invitación a la creatividad y a la realización personal.
Relación educativa personalizada
basada en la participación activa de los educadores, favoreciendo el encuentro personal con cada alumno y se traduce en capacidad de acogida, diálogo, confianza y presencia entre los alumnos.
Participación activa de las familias
principales responsables de la educación integral de sus hijos, nuestros alumnos.
Oferta de una experiencia de fe
que se caracteriza por la invitación al encuentro con Dios en la vida diaria, la celebración de la fe, la devoción a María Auxiliadora, el sentido de Iglesia y las propuestas de compromiso cristiano.
Metodología, estructuras, programas y recursos
orientados a la misión y teñidos de valores evangélicos.
Propuestas diversificadas y personalizadas
que dan respuesta a las necesidades de cada persona.
Actualización pedagógica
utiliza lenguajes, recursos y estrategias actuales y cercanas a la realidad de los alumnos.